En la actualidad se ha puesto de moda un viejo conocido: el gas radón. Pero ¿qué es el radón?, ¿cómo se puede medir?, ¿por qué es importante su medida?, ¿qué legislación hay al respecto?, ¿de dónde procede? En este artículo vamos a dar respuesta a todas estas preguntas y a aportar fuentes y referencias donde se puede encontrar más información.
Generalidades
Para comenzar, es muy importante recordar que vivimos en un mundo que es radiactivo y lo ha sido y será siempre. Además, vivimos rodeados de riesgos y entre todos estos riesgos encontramos los peligros derivados de la inhalación del gas radón. Se trata de un gas cuyo elemento químico es el radón, gas noble de número atómico 86. Es un gas radiactivo y natural. Debido a su naturaleza radiactiva se está desintegrando constantemente y en dicho proceso genera descendientes que a su vez son radiactivos también. El radón como elemento químico posee varios isótopos de diferentes vidas medidas. Entre ellos destacamos el 222Rn o también denominado radón. De este modo, cuando hablamos de radón y salvo que se especifique lo contrario, nos estamos refiriendo a este isótopo en concreto. Su vida media son 3.82 días [1] y entre sus descendientes encontramos emisores de partículas alfa, los polonios 218Po y 214Po. Es muy importante destacar que, aunque estamos hablando de un gas natural, el hecho de encontrar concentraciones elevadas en el interior de un edificio no es algo natural, sino que es consecuencia de las prácticas constructivas.
El gas radón es la segunda causa de cáncer de pulmón
El radón es la principal fuente de radiación que recibe el público en general (Figura 1) y se estima que aproximadamente el 50 % de la dosis de radiación anual procede de la exposición a gas radón [2]. El restante es debido a otras fuentes de radiación natural y solo un porcentaje inferior al 1 % se debe a radiación artificial.
Actualmente, no hay ninguna duda de que el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco, como así lo indica la organización mundial de la salud [3]. El riesgo de contraer un cáncer de pulmón debido a la exposición a gas radón se incrementa un 16 % por cada 100 Bq m-3 para exposiciones a largo plazo.
Medida y normativa
¿Cómo podemos determinar la cantidad de radón que tenemos en el interior de un edificio? Existen muchos métodos de medida, pero en general los podemos clasificar en métodos activos y pasivos. La elección de uno u otro método dependerá de muchos factores, como el tiempo de exposición, si se necesita una medida pasiva o una serie temporal de datos (medida activa), si medimos en un centro de trabajo o en un domicilio, etc. Es muy importante tener claro qué tipo de medida se va a realizar para elegir el instrumento adecuado [4]. Pero, en cualquier caso y, especialmente en el caso de la medida con detectores pasivos, la medida debe llevarse a cabo por entidades cuyos procedimientos de medida estén acreditados según la norma ISO 17025. Esta es una garantía de que los métodos de medida han sido verificados por auditores externos a la entidad y se ha comprobado que cumplen con todos los requisitos de esta norma internacional ISO 17025. Se trata de una norma de carácter técnico que implica un elevado nivel de competencia en la entidad que la posee.
Las principales fuentes de gas radón son, por este orden, el suelo, los materiales de construcción y el agua. Aunque existen numerosos mapas que indican el riesgo de que una zona presente un determinado nivel de radón, es muy importante indicar que jamás se deben emplear los mapas para evaluar el riesgo de un edificio en concreto. La única manera de conocer el contenido de radón en un edificio es mediante la realización de una medida en dicho edificio. Los mapas son herramientas que emplean modelos estadísticos basados en medidas reales, pero nunca son válidos para conocer la concentración de radón en un lugar concreto. Del mismo modo, la variabilidad de las concentraciones de radón es muy elevada y dos edificios adosados uno al otro puede tener concentraciones de radón muy diferentes.
En cuanto a la legislación en España, tenemos que indicar que en la actualidad hay dos normativas que debemos emplear. Por un lado, tenemos el Código Técnico de la Edificación [5] que entró en vigor el 23 de septiembre de 2020. En este documento se establece la obligatoriedad de llevar a cabo medidas de radón en los edificios en determinados casos. Las medidas se deben realizar por entidades acreditadas ISO 17025 y el nivel de referencia son 300 Bq m-3. El otro documento de referencia es la Directiva Europea 59/2013 EURATOM BSS [6]. Dicha directiva establece el nivel de referencia en 300 Bq m-3 y afecta tanto a trabajadores como a miembros del público en general. De este modo, en la actualidad y en la fecha de publicación de este artículo, el nivel de referencia de radón en puestos de trabajo en España son 300 Bq m-3 a todos los efectos.
Conclusiones
Finalmente hay que señalar que también existen guías elaboradas por el Consejo de Seguridad Nacional (CSN), como la Guía de seguridad 11.04 [7] que permite diseñar un plan para evaluar la exposición al radón en los centros de trabajo. Terminamos indicando que el radón también forma parte de la calidad del aire ambiental o CAI (IAQ por sus siglas en inglés – indoor air quality). Es un parámetro más de la contaminación del aire interior que debe ser medido y tenido en cuenta cuando se realizan estudios de calidad del aire interior.
Su medida y su remedio, sencillos en la mayor parte de los casos, son vitales para protegernos de este gas natural que genera cáncer de pulmón. En otros países de Europa y del mundo llevan años teniendo en cuenta este gas. Es hora de que en España nos pongamos manos a la obra y le demos al radón la importancia que se merece.
Referencias
[1] Tabla de isótopos radiactivos. Enlace
[2] Principales fuentes de exposición al público en general. Enlace
[3] Efectos del radón en la salud. Enlace
[4] Guía definitiva para instrumentos del radón. Enlace
[5] Guía de modificaciones del DB-H6 del Código Técnico de la Edificación. Enlace
[6] DIRECTIVA 2013/59/EURATOM DEL CONSEJO de 5 de diciembre de 2013 por la que se establecen normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes, y se derogan las Directivas 89/618/Euratom, 90/641/Euratom, 96/29/Euratom, 97/43/Euratom y 2003/122/Euratom. Enlace
[7] Guía de Seguridad 11.4 del CSN. Metodología para la evaluación de la exposición al radón en los lugares de trabajo. Enlace