Sopladoras, escobas y aspiradoras

Un día llegó mi madre indignada a casa porque el médico le había dicho que no sabía limpiar el polvo, que lo que hacía era cambiarlo de sitio. La práctica de sacudir la bayeta seca la había llevado a ser alérgica al polvo. Curiosa recomendación, cuando hoy en día proliferan en nuestras ciudades las SOPLADORAS que sustituyen a las antiguas escobas, un artilugio muy ruidoso que propulsa aire a través de una tobera para mover desechos como restos de hojas, papeles, mascarillas, cristales y cualquier residuo que vemos por las calles. Pero no solo mueve todo lo que tiramos al suelo, sino que levanta polvo de todo tipo depositado en aceras y calzadas: polen, semillas y partículas que pueden estar compuestas de metales pesados (información que podemos conocer en los estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud sobre el polvo urbano). 

Estos artefactos que echan aire y ayudan a agrupar todos los desechos para que una barredora los recoja van manejados por los técnicos de limpieza, que la mayoría de las veces no cumplen con las mínimas medidas de seguridad: gafas, guantes, mascarillas y protectores auriculares… Y ¿para qué tantas cosas? Gafas y mascarilla para evitar que entren partículas en ojos, nariz y boca, ya que con las corrientes de aire generadas por la máquina más las existentes pueden cambiar la trayectoria que inicialmente se piensa que van a seguir. Imaginad las consecuencias de quienes están horas sometidos a estos niveles de polvo que, por supuesto, serán mucho menos que quienes residimos en la calle donde realizan las tareas de limpieza teniendo alguna ventana abierta de la casa, o paseando por el lugar donde la nube de polvo a veces nos hace perder la visibilidad o lo inhalamos [2][3][4].

“Esto del ruido es una temática interesante”

Eso de que te despierte un brrrrruuuuuuu antes de que suene el despertador te pone con unos niveles de excitación que eres capaz de batir algún récord de salto al salir de la cama. Y es curioso este tema del ruido, porque existe una legislación muy específica para las zonas residenciales que establece el límite máximo permisible de nivel de sonido de ponderación «A» emitido por fuentes fijas, que suele estar por debajo de los 60 decibelios (dB(A)) para fuentes fijas (el valor límite depende de la ordenanza municipal) [5]. Y sí, sí, «fuentes fijas», pero ¿qué hacemos con las móviles? Que para los trabajadores son fijas… Pues el nivel de potencia sonora in situ de nuestra fuente, la sopladora, puede llegar a ser según las especificaciones del aparato de 120 dB(A) y en mediciones hechas in situ a unos dos 2 m de ella ronda los 90 dB(A) [6][7][8]. Estas cifras son más altas que la que suele tener un turismo, y se aproximan a las de los vehículos pesados. Pensemos que en la actualidad hay una directiva europea que pretende imponer en la ITV la medición del ruido [9].

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera nocivo cualquier tipo de sonido superior a los 65 decibelios durante el día y 55 decibelios durante la noche. Por lo general, la OMS recomienda limitar la exposición al ruido del tráfico rodado a 53 decibelios mientras que, durante la noche, este umbral no debe exceder de los 45 decibelios porque la audición es una facultad muy valiosa, y los daños auditivos  provocados por el ruido excesivo son irreversibles y más si se prolongan en el tiempo. 

Pues bien, ¿quién mide el ruido de las sopladoras? ¿Dónde quedaron las silenciosas escobas? Y ¿los motores eléctricos? Son menos ruidosos, ¿por qué no se utilizan? ¿Sería una utopía usar un aspirador eléctrico? Pues un día vi uno por una calle… ¿Sería un sueño?

Referencias

[1] Fotografía de @gpointstudio y textos propios de este blog.

[2] EPI son las siglas de Equipo de Protección Individual, que sirve para proteger al trabajador de posibles daños que puede sufrir realizando la actividad lo mas básico de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL).

[3] Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales. Enlace

[4] Real  Decreto 773/1997, de 30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección individual y las específicas de cada actividad. Enlace

[5] El ruido se mide en decibelios (dB). El nivel de presión acústica permite cuantificar la energía asociada al sonido. La escala de ponderación «A» se usa para equiparar el posible daño en el oído en función de la distribución energética del nivel de presión sonora al que se esté sometido.

[6] Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido. Enlace

[7] Real Decreto 1367/2007, de 19  de octubre, por el que se desarrolla la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, en lo referente a zonificación acústica, objetivos de calidad y emisiones acústicas y  las específicas de cada comunidad y municipio. Enlace

[8] Real Decreto 1513/2005, de 16 de  diciembre, por el que se desarrolla la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, en lo referente a la evaluación y gestión del ruido ambiental. Enlace

[9] La Directiva 2014/45/UE señala que «La directiva estableció la fecha de actualización con un sonómetro en todas las ITV de la UE antes del 20 de mayo de 2023». Enlace

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