¿Por qué es necesario el cambio de hora estacional?

Figura 1. Vulnerant omnes, ultima necat (todas hieren, la última mata). Fotografía de Marta M.ª Arranz [1]

Un problema de latitud

A principios de 2018 Finlandia propuso a la Unión Europea la supresión del cambio estacional de hora [2]. Es normal que ese país lo pida, porque allí está la ciudad de Papá Noel: Rovaniemi [3], uno de sus puntos más turísticos, tanto por acoger a tan notable ciudadano como por ser lugar de frontera del círculo polar ártico, esa circunferencia que vemos pintada en los globos terráqueos por la parte de arriba, a una latitud de 67,5°. Que pase por Rovaniemi quiere decir que los finlandeses de allí tienen unas condiciones de iluminación solar ciertamente peculiares. A principios del invierno tienen noche todo el día y a principios de verano tienen día todo el día (valga la redundancia). Pasan de tener sol 24 horas diarias a no tenerlo 24 horas diarias. Y bailando entre los dos extremos cada 6 meses. En las épocas cercanas a los equinoccios las mañanas y las tardes les pueden crecer a un ritmo de una hora por semana. Casi nada.

Con ese panorama, es normal que les dé igual cambiar la hora. ¿Pa’ qué? La situación extrema en la que viven los países escandinavos quedó bien retratada con una campaña turística de una isla noruega que acordó literalmente «eliminar el tiempo» [4]. Finalmente se descubrió que todo había sido un montaje [5]. Se pidieron disculpas, dimitió alguien, pero lo importante de todo esto es que constituye una metáfora de lo que importan los relojes por ahí arriba para marcar la frontera día/noche: más bien poco. Si en verano tienes sol las 24 horas del día, te da igual jugar al fútbol a las 8 que a las 23 horas. Si en invierno tienes noche todo el día, te da igual ir para cama a las 3 que a las 17 horas.

Yo, si fuese finlandés, pues también pediría quitar el cambio de hora, qué queréis que os diga…

Pero claro, los españoles vivimos en el paralelo 43°N, y el tema es distinto. A ver, la variación día/noche también cambia mucho (de 15 horas y media en verano de luz diurna a 9 horas en invierno) pero no de un modo tan bestial. El momento de salida y puesta del sol se nos mueve unas 3 horas cada 6 meses. No solo eso: durante tres meses alrededor del solsticio de verano el sol cae más a plomo sobre Madrid que sobre el centro de Kenia (por donde pasa el Ecuador), y durante tres meses alrededor del solsticio de invierno da menos el sol que en la mayor parte de la costa de la Antártida [6].

Todo esto es debido a la inclinación del eje de rotación de la Tierra con respecto al que marca la traslación alrededor del Sol. Son 23,5° y hay que tener en cuenta que ese eje no varía al caminar sobre la órbita (algo que el público general no tiene muy claro), con lo cual a finales de junio el polo norte estará 23,5° inclinado hacia el Sol y, a finales de diciembre, inclinado lo mismo hacia el lado contrario. Total: ¡nuestro planeta baila la friolera de 47° cada 6 meses! La siguiente animación lo resume en 1 minuto.

Video 1. La evolución anual del ciclo de luz y oscuridad visto desde un observador situado en ángulo recto con el radiovector que une la Tierra y el Sol. Realizado por José María Martín Olalla, de la Universidad de Sevilla.

Por eso cambiamos la hora dos veces al año: porque esas variaciones de inclinación hacen que el punto de activación del día oscile demasiado. Los humanos primitivos se levantaban con el sol, pero los de ahora nos levantamos con un reloj, que va a piñón fijo, no tiene en cuenta al sol y, por lo tanto, si no es corregido nos despertará en verano cuando el sol esté ya muy alto (si eres de los que te despiertas a las 5 de la mañana, ten presente que hablo del promedio de la población española). En el siguiente gráfico se ilustra cómo el cambio estacional de hora «rellena» el hueco de los meses de primavera-verano, para conseguir así que nuestra marca de referencia de reloj mejore su ajuste respecto al amanecer. Si no se hiciese el cambio estacional de hora, a las 8:30 de la mañana de junio y julio el sol estaría más alto sobre el horizonte de lo que está en cualquier momento de diciembre y enero, y eso en cualquier parte de la península. 

Figura 2. Diferentes escenarios de ciclos de sueño sincronizados con reloj y amanecer. Gráfico traducido y adaptado de la fuente [7] por Amador Martínez.

Esto hace que el cambio estacional de hora a los españoles sí nos valga la pena, aunque como sabréis hay gente que afirma lo contrario. El lío general ha llevado al Gobierno de España a constituir una comisión en la que he tenido el honor de participar [8] y en la cual elaboramos un informe que se presentó medio año más tarde en Consejo de Ministros. Aunque el informe no se ha hecho público, sí se ha publicado un resumen de sus conclusiones [9].

Los grupos que piden la supresión del cambio horario

Entre los opositores a la medida hay gente que proviene del mundo de la cronobiología, que nos recuerda la importancia de cuidar nuestro ritmo circadiano y vivir sintonizados con el sol. Y, oigan, no puedo estar más de acuerdo. De hecho, como indiqué más arriba, el cambio estacional de hora se hace precisamente para sintonizarnos con el sol. Por eso me sorprende tanto que haya cronobiólogos que quieran abolirlo, porque va en contra de sus principios: de ese modo no conseguirán más que aumentar el desfase entre el punto de amanecer y nuestro despertador. Argumentan que así evitan las incomodidades puntuales de los días del cambio (que en las personas más frágiles pueden durar varios días), olvidando que gracias a ello después estaremos mejor durante varios meses.

Lo peor es que, tras algún contacto que he tenido con alguno de ellos, me ha entrado el pánico al descubrir gravísimos errores que cometen en conceptos de lo más básico. Como ejemplo, en el siguiente vídeo tenéis un debate que mantuve en TVE con Eduard Estivill (autor del libro superventas Duérmete niño). Si no podéis verlo entero, id directamente al minuto 7:30 y comprobaréis cómo no entiende que el hecho de que Roma esté 15° más al este que Madrid implica que los romanos hagan las cosas 1 hora antes que los madrileños. Este error mancha también el famoso debate sobre el huso horario español, sobre el que no entraré ahora, pero os recomiendo el libro que le dedicamos [10].

Poco después de su intervención está mi respuesta, pero para resumir: España no tiene ningún problema con su huso, y los españoles hacen las cosas en el mismo punto solar que los italianos. Quien mejor ha ilustrado esto es José María Martín Olalla [11], profesor de la Facultad de Física de la Universidad de Sevilla y el mejor experto de España en el estudio de los usos de tiempo en poblaciones, con una obra muy extensa que podéis consultar en su sitio web [12]. Entre las múltiples gráficas que encontraréis ahí están algunas como la siguiente gráfica, realizada en base a los datos publicados por un interesantísimo estudio publicado en Eurostat [13], que midió en varios países los porcentajes de población que realizan en cada momento ciertas tareas como dormir, trabajar, comer o ver la televisión (además, a través de las agencias estadísticas oficiales, el INE en el caso de España).

Figura 3. Ratio diario de consumo de televisión en Italia y España. Realizado por José María Martín Olalla, de la Universidad de Sevilla.

En esa gráfica, o en otras como la siguiente, José María compara los datos de España e Italia (lo ha hecho para otros países también) y es palmario que, con respecto a la posición del Sol, hacemos nuestras actividades con un enorme paralelismo con los italianos.

Figura 4. Ratio diario de comidas en Italia y España. Realizado por José María Martín Olalla, de la Universidad de Sevilla.

Debo confesar mi sorpresa cuando vi por primera vez estas gráficas, maravillado ante la capacidad de sintonización que tiene un ente global como un país de millones de habitantes. Y es que las sociedades no son estúpidas, y por simple mecanismo de prueba-error acaban encontrando su punto de equilibrio solar. Por cierto, en el minuto 5 del vídeo podéis escuchar al Sr. Estivill adhiriéndose al falso mito de que «España duerme una hora menos que los europeos», algo a todas luces falso a tenor de los datos de HETUS-Eurostat. Tal y como podéis ver en el siguiente gráfico, dormimos más o menos lo mismo que los italianos.

Ritmo diario de sueño y cuidados personales en Italia y España. Realizado por José María Martín Olalla de la Universidad de Sevilla.
Figura5. Ritmo diario de sueño y cuidados personales en Italia y España. Realizado por José María Martín Olalla, de la Universidad de Sevilla.

El papel de la Comisión Europea

Habíamos dejado la historia en Finlandia, pidiendo a la Unión Europea la supresión del cambio estacional de hora. El problema es que en 2018 la Comisión Europea (entonces presidida por Jean-Claude Juncker) lanzó una encuesta a los europeos en la que votó menos del 1 % de los europeos y, como ganó la opción abolicionista, intentaron suprimir el cambio estacional de hora a corto plazo.  Una locura, tal y como señaló el Comité Económico y Social Europeo, que criticó duramente la improcedente manera en la cual la Comisión Europea ha abordado el tema horario [14]. El dictamen de ese comité habla de «límites importantes de método, plazos y contenido», «lamenta que los gobiernos nacionales y la sociedad civil organizada no han sido adecuadamente consultados antes de publicar la propuesta de carácter urgente». Añade que «la mayoría de los participantes procedió de un solo país» y, sobre todo, que «no hay clara unanimidad sobre las ventajas reales de la abolición del actual sistema armonizado y si sería preferible adoptar la hora de invierno o la de verano». Alerta también del riesgo de la «fragmentación del mercado interior» que se podría derivar de la aplicación de las medidas de supresión del cambio estacional de hora, así como de que, en el caso de que la evaluación de impacto de la supresión del cambio estacional de hora en 2024 fuese negativa, «una marcha atrás en tan poco tiempo sería inimaginable, tanto por los costes adicionales como por el impacto en la credibilidad de las instituciones europeas» (se señala que el coste de esta medida sería bastante elevado). Por último, lanza una importante alerta: «La misma Comisión pone en evidencia que esta iniciativa se basa en una serie de estudios proporcionados por determinadas asociaciones y estados miembros que, sin embargo, no son coherentes o se contradicen entre ellos».

Pensemos en qué resultado tendríamos si suprimimos el cambio horario

Si se suprime el cambio estacional de hora, ¿con qué hora nos quedamos? Si se aplicara el horario de invierno todo el año (UTC+1), durante 4 meses al año estaría amaneciendo antes de las 6 de la mañana en la costa catalana (a esa hora no hay mucha población que pudiese aprovechar la circunstancia).

Si se aplicara el horario de verano todo el año (UTC+2, la que prefiere la gran mayoría de los españoles según las encuestas), durante 4 meses al año estaría amaneciendo en Galicia entre las 9 y las 10 de la mañana, un momento de plena actividad.

Pero es que los números son aún más extremos si consideramos otros países europeos. Y esa es otra: Europa no puede exponerse a tener un mapa horario como un damero. Para empezar, nuestros vecinos portugueses tienen muy claro que quieren seguir haciendo el cambio de hora. En el pasado hicieron todo tipo de pruebas (entre ellas eliminar el cambio) y salieron escaldados. Como dijo el responsable de la hora portuguesa en un foro que organicé en Galicia a finales de 2018 [15], Portugal es un laboratorio sociológico de primera magnitud para valorar los impactos de este tipo de medidas: durante más de un siglo ha experimentado en varias ocasiones diferentes posibilidades, entre ellas la eliminación del cambio estacional de hora… Todas ellas fueron un fracaso.

Portugal, a través de un mecanismo de prueba-error, es la demostración empírica de que es necesario el cambio estacional de hora en un país de su latitud y que no se puede jugar con la asignación de huso horario a la que la población se ha adaptado tras décadas y en la que ha integrado socialmente sus marcas horarias de referencia.

Referencias

[1] Vulnerant omnes, ultima necat (todas hieren, la última mata). Fotografía de Marta M.ª Arranz. Enlace

[2] Finlandia propone a la UE suprimir el cambio de hora por su efecto en la salud. La Voz de Galicia, 27-1-2018. Enlace

[3] Rovaniemi. Wikipedia. Enlace

[4] Una isla noruega acuerda eliminar el tiempo. El País, 19-6-2019. Enlace

[5] La noticia falsa de la isla sin tiempo con la que Noruega nos engañó a todos. El Confidencial, 1-7-2019 Enlace

[6] Entre Kenia y la Antártida. La Voz de Galicia, 21-6-2020. Enlace

[7] Spring Forward / Fall Back. Wikipedia. Enlace

[8] Constituido el grupo de personas expertas para el estudio de la reforma de la hora oficial. La Moncloa, 28-9-2018. Enlace

[9] Informe de la Comisión para la reforma de la hora oficial. La Moncloa, 22-3-2019. Enlace

[10] ¿Es nuestro huso horario un problema? Consello da Cultura Galega, 2017. Enlace

[11] Ficha personal – José María Martín Olalla. Universidad de Sevilla. Enlace

[12] Husos, horarios, husos horarios y usos horarios. Enlace

[13] Harmonised European Time Use Surveys (HETUS) – Overview. Enlace

[14] Proposal for a Directive of the European Parliament and of the Council discontinuing seasonal changes of time and repealing Directive 2000/84/EC. Comité Económico y Social Europeo, 17/10/2018. Enlace

[15] É racional o cambio estacional de hora en Europa? Consello da Cultura Galega, 4-12-2018. Enlace

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